Este quinto día de Septenario Doloroso, en el que
contemplamos la crucifixión de Jesucristo y su muerte,
sirva para reflexionar y elevar a Dios nuestras súplicas
para que ponga fin a esta pandemia que sufre la
humanidad.
Este quinto día lo ofrecemos a la Santísima Virgen por
todas aquellas personas que luchan por la estabilidad de
nuestra nación: trabajadores que contribuyen al
abastecimiento de los hogares y suministran del material
sanitario necesario, fuerzas políticas y demás
organizaciones que prestan su ayuda en estos momentos
tan complicados. |