La Santísima Virgen de la Victoria fue ataviada
en el día de ayer por su vestidor, N. H. D.
Nicasio Durán Castellano, para la entrada del
nuevo año.
La Virgen de la Victoria ha sido dispuesta a los
pies de su hornacina, desde la que preside la
capilla de la Hermandad durante todo el año,
para acercarse aún más a sus devotos en esta
recta final del año dos mil veinte. De esta
forma, los hermanos, fieles y devotos en general
podrán, en estos días, tener un mayor
recogimiento con la Santísima Virgen para
despedir este año que ha dejado momentos tan
complicados para todos.
La Santísima Virgen se presenta a sus fieles y
devotos ataviada rememorando la impronta en su
indumentaria que le dio D. Francisco Monís Cano
(q. e. p. d.), quien fuera vestidor de la Virgen
de la Victoria y mayordomo honorario perpetuo de
esta corporación, para recibir el año en que se
cumplen cuarenta años de su fallecimiento. Para
ello, ha sido revestida con la saya de salida
procesional bordada en oro fino sobre tisú de
plata realizada por Esperanza Elena Caro en
1954. Porta sobre sus sienes la corona de
camarín obra del orfebre Jesús Domínguez, así
como el puñal en plata de ley sobredorada del
mismo orfebre del año 1989.
Sobre el pecho de la Santísima Virgen podemos
contemplar las seis mariquillas que le ofrendara
el que fuera vestidor de la Virgen de la
Esperanza Macarena D. Juan Pérez Calvo. Las
mismas fueron una donación fruto de las
estrechas relaciones que forjó N.H.D. Francisco
Monis Cano en los años sesenta del pasado siglo
con la Hermandad de la Macarena de Sevilla,
cuando quien fuera vestidor de la Esperanza
Macarena, D. Juan Pérez Calvo, donara a la
Santísima Virgen de la Victoria en el año 1968
seis mariquillas, réplicas de las que posee la
imagen sevillana, en virtud de las buenas y
estrechas relaciones con el que fuera mayordomo
y vestidor de la Virgen de la Victoria.