El 22 de agosto
celebramos la festividad de Santa María Reina
instituida por el Papa Pío XII en la encíclica
papal Ad Caeli Reginamen, en el año 1954.
“Llénate de seguridad: nosotros tenemos por
Madre a la Madre de Dios, Reina del Cielo y del
Mundo”.
ORACIÓN A LA SANTÍSIMA
VIRGEN:
Reina y Madre, Virgen pura,
que sol y cielo pisáis,
a vos sola no alcanzó
la triste herencia de Adán.
¿Cómo en vos, Reina de todos,
si llena de gracia estáis,
pudo caber igual parte
de la culpa original?
De toda mancha estáis libre:
¿y quién pudo imaginar
que vino a faltar la gracia
en donde la gracia está?
Si los hijos de sus padres
Toman el fuero en que están,
“¿cómo pudo ser cautiva
quien dio a luz la libertad?
Amén.
Dios todopoderoso, que nos has dado como Madre y
como Reina a la Madre de tu Unigénito,
concédenos que, protegidos por su intercesión,
alcancemos la gloria de tus hijos en el reino de
los cielos.
Reina dignísima del mundo, María Virgen
perpetua, intercede por nuestra paz y salud, tú
que engendraste a Cristo Señor, Salvador de
todos.
Por nuestro Señor Jesucristo.
Amén.
Se rezan tres avemarías.
Foto: José Ángel Márquez