El pastor de la Iglesia de Huelva, recién llegado
de vivir unas jornadas esplendidas en Roma junto al Papa
Francisco, destacó en su homilía la eterna sonrisa de la nueva
santa, a la que en nuestra ciudad muchos tuvieron la suerte de
tratar, conocer y de sentir de cerca su santidad, y el carácter
de su vida siempre humilde.
Que el
testimonio luminoso de Santa María de la Purísima, que sacando
de la fuente de la oración y de la contemplación vivió
personalmente con gran humildad el servicio a los últimos, con
una dedicación particular hacia los hijos de los pobres y
enfermos, nos estimule a perseverar en el camino del servicio
alegre a los hermanos, confiando en la ayuda de Dios y en la
protección materna de la Santísima Virgen de la Victoria. Ahora,
desde el cielo, vela sobre nosotros y nos sostiene con su
poderosa intercesión.