En nuestra Parroquia del Sagrado Corazón de Jesús, se bendice e
impone la ceniza, hecha de los ramos de olivo y de otros árboles
bendecidos el año precedente, durante la Santa Misa a las 19:00
horas.
La Cuaresma es el tiempo que precede y dispone a la celebración de
la Pascua. Tiempo de escucha de la Palabra de Dios y de conversión,
de preparación y de memoria del Bautismo, de reconciliación con Dios
y con los hermanos, de recurso más frecuente a las «armas de la
penitencia cristiana»: la oración, el ayuno y la limosna (cf. Mt
6,1-6.16-18). En el ámbito de la piedad popular no se percibe
fácilmente el sentido mistérico de la Cuaresma y no se han asimilado
algunos de los grandes valores y temas, como la relación entre el
«sacramento de los cuarenta días» y los sacramentos de la iniciación
cristiana, o el misterio del «éxodo», presente a lo largo de todo el
itinerario cuaresmal. Según una constante de la piedad popular, que
tiende a centrarse en los misterios de la humanidad de Cristo, en la
Cuaresma los fieles concentran su atención en la Pasión y Muerte del
Señor.
El comienzo de los cuarenta días de penitencia, en el Rito romano,
se caracteriza por el austero símbolo de las Cenizas, que distingue
la Liturgia del Miércoles de Ceniza. Propio de los antiguos ritos
con los que los pecadores convertidos se sometían a la penitencia
canónica, el gesto de cubrirse con ceniza tiene el sentido de
reconocer la propia fragilidad y mortalidad, que necesita ser
redimida por la misericordia de Dios. Lejos de ser un gesto
puramente exterior, la Iglesia lo ha conservado como signo de la
actitud del corazón penitente que cada bautizado está llamado a
asumir en el itinerario cuaresmal. Se debe ayudar a los fieles, que
acuden en gran número a recibir la Ceniza, a que capten el
significado interior que tiene este gesto, que abre a la conversión
y al esfuerzo de la renovación pascual.
Se recomienda a los fieles una participación más intensa y más
fructuosa en la Liturgia cuaresmal y en las celebraciones
penitenciales. Se nos exhorta, sobre todo, para que, según la ley y
la tradición de la Iglesia, nos acerquemos en este tiempo al
sacramento de la Penitencia y podamos así participar con el alma
purificada en los Misterios Pascuales. Es muy conveniente que el
sacramento de la Penitencia se celebre, durante el tiempo de
Cuaresma, según el rito para reconciliar a varios penitentes con
confesión y absolución individual. Los pastores estarán más
disponibles para el ejercicio del ministerio de la reconciliación y
darán facilidades para celebrar el sacramento de la Penitencia.
Las celebraciones de la Palabra de Dios son sumamente útiles para
fomentar la vida espiritual, un amor más intenso a la Palabra de
Dios y una celebración más fructuosa tanto de la Eucaristía como de
los otros sacramentos. Por eso son recomendables en algunos días del
tiempo de Cuaresma.
Se recomienda que se mantengan y renueven las asambleas de la
Iglesia local según el modelo de las antiguas «estaciones» romanas.
Estas asambleas de fieles pueden ser convocadas junto a los
sepulcros de los santos o en las principales iglesias de la ciudad,
o en los santuarios, o en otros lugares tradicionales de
peregrinación que sean más frecuentados en la diócesis.
Se fomentarán los ejercicios piadosos que responden mejor al
carácter del tiempo de Cuaresma, como es el Vía Crucis, y sean
imbuidos del espíritu de la Liturgia, de suerte que conduzcan a los
fieles a la celebración del Misterio Pascual de Cristo. |