Como prenda de consuelo, enviamos a
la congregación, de todo corazón, un afectuoso abrazo y le
expresamos nuestros sentimientos de profundas condolencias por
esta perdida, así como deseamos asegurarle nuestra viva
participación a su profundo dolor y nuestras fervientes
oraciones de sufragio por esta generosa testigo del Evangelio.
Que la Madre de
Dios la acoja en sus brazos y la introduzca en la morada eterna
que el Señor prepara para sus siervos fieles.
Descanse en paz.