A las doce de la noche de
pasado lunes 8 de diciembre, ya en la
Solemnidad de la Inmaculada Concepción de
Santa María Virgen, daba comienzo en nuestra
Parroquia
y antes las plantas de la Santísima Virgen
de la Victoria la Vigilia de Oración en
Acción de Gracias que la Hermandad había
organizado por su 75 Aniversario
Fundacional. Un acontecimiento único y que
para siempre quedará grabado en la retina de
todos los participaron del mismo.
Las puertas del Sagrado Corazón de Jesús
permanecieron abiertas de par en par durante
toda la noche y madrugada invitando a unirse
a esta Vigilia de Oración en torno a la
Madre de Dios.
Era aquella una noche de encuentro con Ella.
Queríamos orar con Ella, alabar a Dios, que
ha hecho cosas grandes en Ella; cantar su
misericordia, que no cesa “de generación en
generación”. Queríamos también aprender de
Ella su capacidad de escucha, acogida y
entrega; esa capacidad que le lleva a decir
“SÍ” al plan de Dios. Ella supo esperar y
soñar con caminos de paz, de justicia y de
libertad; con Ella, podemos avanzar mejor en
nuestro camino de Adviento.
Aquella noche la celebrábamos a Ella, la
llena de gracia que no ha sido tocada por el
pecado ni por un solo momento. Celebrábamos
a Ella, que nos ayuda a acoger a su Hijo
Jesús de la Humildad, el que trae la
salvación al mundo. Celebrábamos a Ella, que
nos enseña a escuchar el nombre nuevo por el
que Dios nos llama. Celebrábamos a Ella, que
acompaña y alienta caminos misioneros de
entrega en y para el mundo de hoy.
En aquella noche, queríamos estar contigo
Madre. Queríamos contemplar tu belleza, tu
ser mujer. Era una noche para unirnos a Ti y
proclamar las grandezas de Dios. Cantar a
Dios por las maravillas que ha hecho en Ti,
a quien nos ha dejado por Madre y modelo,
para que aprendamos de Ti a tener tus mismos
sentimientos y tus mismas actitudes.
Todos y cada uno de los grupos de la
Hermandad, así como numerosos Hermanos y
fieles devotos anónimos, se postraron
durante toda la noche ante la Santísima
Virgen de la Victoria para rezarle y
cantarle y tener su particular encuentro con
Ella, y a las seis de la mañana se procedió
al rezo de Laudes de la Inmaculada
Concepción de Santa María Virgen. Ya en la
mañana, seguían llegando grupos de Hermanos
y fieles devotos a la Parroquia para
compartir este momento único de oración a
sus plantas.
Para finalizar los turnos de vela y oración,
acudieron las Hermanas Teresianas que tras
el rezo del Santo Rosario dedicaron el
hermoso canto del Magníficat a la Virgen de
la Victoria, que de nuevo a las diez de la
mañana, amanecía resplandeciente en su
segundo día de Solemne Besamanos.
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