Miércoles 18 de Febrero de 2015

18 DE FEBRERO: MIÉRCOLES DE CENIZA: COMIENZO DEL TIEMPO DE CUARESMA

 

En nuestra Parroquia del Sagrado Corazón de Jesús, se bendice e impone la ceniza, hecha de los ramos de olivo y de otros árboles bendecidos el año precedente, durante la Santa Misa a las 19:00 horas.

La Cuaresma es el tiempo que precede y dispone a la celebración de la Pascua. Tiempo de escucha de la Palabra de Dios y de conversión, de preparación y de memoria del Bautismo, de reconciliación con Dios y con los hermanos, de recurso más frecuente a las «armas de la penitencia cristiana»: la oración, el ayuno y la limosna (cf. Mt 6,1-6.16-18). En el ámbito de la piedad popular no se percibe fácilmente el sentido mistérico de la Cuaresma y no se han asimilado algunos de los grandes valores y temas, como la relación entre el «sacramento de los cuarenta días» y los sacramentos de la iniciación cristiana, o el misterio del «éxodo», presente a lo largo de todo el itinerario cuaresmal. Según una constante de la piedad popular, que tiende a centrarse en los misterios de la humanidad de Cristo, en la Cuaresma los fieles concentran su atención en la Pasión y Muerte del Señor.

El comienzo de los cuarenta días de penitencia, en el Rito romano, se caracteriza por el austero símbolo de las Cenizas, que distingue la Liturgia del Miércoles de Ceniza. Propio de los antiguos ritos con los que los pecadores convertidos se sometían a la penitencia canónica, el gesto de cubrirse con ceniza tiene el sentido de reconocer la propia fragilidad y mortalidad, que necesita ser redimida por la misericordia de Dios. Lejos de ser un gesto puramente exterior, la Iglesia lo ha conservado como signo de la actitud del corazón penitente que cada bautizado está llamado a asumir en el itinerario cuaresmal. Se debe ayudar a los fieles, que acuden en gran número a recibir la Ceniza, a que capten el significado interior que tiene este gesto, que abre a la conversión y al esfuerzo de la renovación pascual.

Se recomienda a los fieles una participación más intensa y más fructuosa en la Liturgia cuaresmal y en las celebraciones penitenciales. Se nos exhorta, sobre todo, para que, según la ley y la tradición de la Iglesia, nos acerquemos en este tiempo al sacramento de la Penitencia y podamos así participar con el alma purificada en los Misterios Pascuales. Es muy conveniente que el sacramento de la Penitencia se celebre, durante el tiempo de Cuaresma, según el rito para reconciliar a varios penitentes con confesión y absolución individual. Los pastores estarán más disponibles para el ejercicio del ministerio de la reconciliación y darán facilidades para celebrar el sacramento de la Penitencia.

Las celebraciones de la Palabra de Dios son sumamente útiles para fomentar la vida espiritual, un amor más intenso a la Palabra de Dios y una celebración más fructuosa tanto de la Eucaristía como de los otros sacramentos. Por eso son recomendables en algunos días del tiempo de Cuaresma.

Se recomienda que se mantengan y renueven las asambleas de la Iglesia local según el modelo de las antiguas «estaciones» romanas. Estas asambleas de fieles pueden ser convocadas junto a los sepulcros de los santos o en las principales iglesias de la ciudad, o en los santuarios, o en otros lugares tradicionales de peregrinación que sean más frecuentados en la diócesis.

Se fomentarán los ejercicios piadosos que responden mejor al carácter del tiempo de Cuaresma, como es el Vía Crucis, y sean imbuidos del espíritu de la Liturgia, de suerte que conduzcan a los fieles a la celebración del Misterio Pascual de Cristo.

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